No necesitamos casetas, ni hacer un extraordinario gasto en
el montaje de una ciudad artificial, ni tener que aplanar calles, ni
extraordinarias y provisionales instalaciones eléctricas. Tenemos ya, todo lo
necesario.
Solo los más mayores la
recordaran; Hace mucho, aquí en nuestro pueblo de Tomares, teníamos “La Velá”
que era lo que más tarde se convertiría en la actual feria. Se celebraba,
dentro del mes de agosto, aprovechando la época estival y las vacaciones de los
colegios y créanme si les digo, que era mucho más entrañable, más
participativa, por no ser solo el ayuntamiento quien la organizaba, y por ello,
más familiar y pienso, que más divertida que la actual feria. El formato de la
misma, era algo parecido al que, en el pasado abril, vimos en la capital y que yo,
sinceramente, esperaba, que irradiara a los pueblos por el efecto de las
normas impuestas por la actual “pandemia”.
En aquella
Velá, el montaje era de lo más básico pero que en nada desmerecía en cuanto a
lo bonito, y a los que hoy se puedan hacer. Se adornaba de guirnaldas iluminadas,
toda la largura de lo que entonces era la carretera que cruzaba el pueblo
este-oeste, desde la Cruz del Camino Viejo, hasta El Zurraque, dirección Bormujos.
El tráfico de coches se cortaba poco antes de la puesta de sol, para los
arreglos de última hora y que era la señal del comienzo de las propias
actividades y que finalizaban, cuando se cansaban los asistentes. Las casetas, eran los bares de la época, en
los que sus dueños, se preocupaban de adornar, adaptándolos a la fiesta, además
de multiplicar el número de veladores disponibles en las calles; El bar
Chuletas, El Estanco, Virgilio, eran los existentes y que yo recuerdo, seguramente, habría alguno más y en los que en algunos casos, se
habilitaba un espacio para el baile de sevillanas.
La parada de taxis, entonces en la placita, hoy Virgen del Rocío junto a la iglesia, era ocupada por la tómbola de la hermandad (foto d abajo) y que era uno de los referentes de esta vela. Los muy escasos pero suficientes “cacharritos”, se instalaban es el espacio abierto delante del cine de invierno de Rafaelito y en el lateral del colegio Tomas Ybarra, entonces en pleno funcionamiento, donde hoy da comienzo, la calle Carlos Cano. Se instalaban pequeños puestos de tiro con escopetillas y demás actividades de la época y en los espacios disponibles y en la zona reseñada.
Las
actividades organizadas por el ayuntamiento, eran muy modestas. En aquella
época no se pagaban impuestos, pero también las había. En mi memoria, se
limitan a la carrera de cintas para caballos, en las afueras y la carrera,
también de cintas en bicicletas, y que se celebraba a la altura de la
iglesia. También recuerdo mujeres vestidas de flamencas y gente montada a
caballos haciendo el paseo al estilo de la feria de Sevilla. Come verán, tenía
los ingredientes fundamentales para que la fiesta, fuera atractiva y en la que
la gente, pudiera disfrutar. La verdadera esencia, se la daban los asistentes a
la misma.
Solo la falta
de imaginación ha hecho posible que nos quedemos sin Feria de Tomares, cómo ha
hecho posible que nos quedemos sin cine de verano y tantas otras cosas que eran
identitarias de este pueblo.
Con los
grandes medios de que dispone hoy nuestro ayuntamiento, se podría hacer una
grandiosa vela, haciéndola coincidir con las que se hacían en otras barriadas.
Tenemos grandes plazas y un magnífico auditorio, para celebrar los distintos
actos y actuaciones. Tenemos una amplia zona peatonal, además del bulevar de
Aljamar, para hacer pasacalles y similares al igual que se hace en la feria, y los
mejores bares, cervecerías y restaurantes, con sus magníficas terrazas, a los
que se les pediría desde el ayuntamiento, colaboración para decorarlos al
estilo ferial, los días que durara la vela, e incluso se podrían instalar tablaos
en lugares de concentración de bares.
No necesitamos
casetas, ni hacer un extraordinario gasto en el montaje de una ciudad
artificial, ni tener que aplanar calles, ni extraordinarias y provisionales
instalaciones eléctricas, tenemos ya, todo lo necesario.
Faustino.