El Camino Real que cruzaba Triana, era
el trayecto más habitual en otras épocas
para desplazarse desde la Sevilla Intramuro hasta la primera corona del
Aljarafe
Estamos en el siglo XXI y con todo lo que en general ha mejorado todo lo que tiene que ver con la movilidad, no deja de sorprender lo cerca y a su vez, lo lejos que Tomares esta de Sevilla capital, aún mas, si tenemos en cuenta que en épocas muy anteriores y cuando los adelantos técnicos de hoy eran impensables, siempre estuvo mucho más cerca. Estuvo solo separado por la distancia de la línea recta entre ambos municipios que a su vez, son colindantes. Los términos de la capital y los de Tomares, hoy, solo están separados por el brazo del rio de apenas un siglo de existencia. Desde el borde de la cornisa donde se inicia el Aljarafe y dentro del término de Tomares, se goza de esa foto fija que nos ofrece la catedral, y despuntando sobre ella, la más que esbelta figura de la Giralda. También desde ese lugar y en otras épocas, se alcanzaba a contemplar el velamen de los galeones que llegaban al cielo, anclados en el puerto del Arenal, a los pies de la torre del Oro y que hacían la ruta a las Indias.
En aquella otra época, en la que de la plaza del Altozano -aún no se denominaba de esa manera, su nombre fue resultado de la gran epidemia de peste del año de 1.648, en el que muchos vecinos de esa zona, salvaran su vida de le terrible epidemia y en contraste con el resto de la ciudad, según parece, por estar esta zona más elevada que el resto de la ciudad - arrancaba el histórico y único puente que durante muchos siglos unió Sevilla al arrabal trianero, el “Puente de Barcas” para cruzar el rio Guadalquivir que seguía manteniendo su denominación y así adentrarse o salir, de la Sevilla intra-muros por la puerta de Triana. Se instalo en el siglo XII cuando la ciudad era musulmana y se la denominaba “Isbilia”. También allí mismo, algo más tarde, se asentaría el tristemente célebre, Castillo de San Jorge. Justo allí, se iniciaba el Camino Real que en línea recta y en sentido contrario al rio, comprendía lo que hoy es la calle San Jacinto, Avenida de Coria y dado que aún no se había desdoblado el rio, continuaba a través de la fértil vega que se extendía hasta el inicio de la cornisa del Aljarafe, franqueada esta, a través de la muy empinada calle, hoy denominada Camino Viejo en el término de Tomares por la que se llegaba a la planicie del Aljarafe. Se situaba al oeste de la capital y ya por entonces, el centro de la misma, ocupada por una concentración de haciendas y casas que más tarde conformarían el pueblo de Tomares, rodeada por otras concentraciones de viviendas y haciendas, que también mas tarde, se conformarían en pueblos.
Hay constancia que la actual iglesia tomareña, fue construida en el siglo XVI y en su rededor, se situaban haciendas cuya principal actividad tenía que ver con el olivar y la aceituna. Una vez en Tomares, se abría un camino hacia la actual San Juan, mientras el principal seguía su ruta hacia Bormujos para seguir profundizando en el Aljarafe, mientras a la derecha y casi a la altura del centro del pueblo, hoy “Las Cuatro Esquinas” otro camino se abría hacia Castilleja de la Cuesta y allí conectar con el que había llegado desde Sevilla por la cuesta del Carambolo y seguir hacia Huelva.
El Camino Real que cruzaba Triana, era el trayecto más habitual que se recorría para desplazarse desde aquella Sevilla hasta la primera corona del Aljarafe. En aquellos tiempos, el tránsito de personas a pié o a lomos de una cabalgadura o el de los carros tirados por animales en su ajetreo para traer los productos de la huerta, el vino, el aceite de las muy numerosas almazaras y de la caza desde el Aljarafe, autentica despensa de la Sevilla de otras épocas, era incesante.
Con el desdoble del rio a principios del siglo XX, todo esto cambió de manera importante. En principio, todo este trasiego de desplazamientos, se unificó por la antigua carretera de Huelva, la que salvaba la cornisa por la Cuesta del Carambolo y el nuevo brazo del rio por el puente hecho al efecto a la altura del patrocinio , así llamado por ser vecino a la virgen residente en la iglesia cercana y en la que también reside una de las imágenes más portentosa del barroco universal como es el Santísimo Cristo de la Expiración, más conocido por “El Cachorro”. Aunque los carros abandonaron el antiguo itinerario, la puesta en funcionamiento de la “Barca de Tomares” copiando la ya existente a la altura de Coria, hizo que el tránsito de viandantes se mantuviera -la empinada rampa de la cornisa, no era obstáculo para los caminantes de aquellos tiempos, más ligeros en cuanto a su envergadura y más acostumbrados a cualquier tipo de obstáculo- Por un módico precio, mantuvo el paso de peatones entre lo que es hoy el polígono El Manchón en Tomares y el Charco de la Pava en Triana. Así fue hasta bien entrada la segunda mitad del pasado siglo.
Con el boom de los vehículos a motor y las mejoras de los transportes públicos, la barca de Tomares y el traslado a pié desde el Aljarafe a Sevilla por Tomares terminó desapareciendo. El alargue del recorrido para las personas que se aventuraban ya a pié ya en bicicleta, ya por el puente de San Juan, ya por el carambolo, acabaron sucumbiendo cuando los itinerario, pasaron de ser carreteras secundarias a autopistas en las que está del todo prohibido el tránsito de peatones, bicicletas y motocicletas de pequeña cilindrada.
Pasó el tiempo y… “todo lo viejo vuelve”. Solo las sevillanas del “Pali” hicieron que el cruce desde Tomares a Sevilla por el rio, no se olvidara. Ante tanto desarrollo tecnológico, los cambios en movilidad se han ido produciendo ahora en sentido contrario. La búsqueda de la sostenibilidad medio-ambiental acompañado de hábitos más saludables, han dado lugar a que recuperemos el “desplazamiento a pié” de forma importante, incluso como fórmula de hacer deporte. De la misma manera y por las mismas razones, se ha recuperado el uso de la bicicleta, las más de las veces en su aspecto lúdico y deportivo, aunque también como medio de transporte más sostenible. Todas estas circunstancias, a los vecinos de Tomares y a muchos otros de los pueblos de su entorno, nos ha hecho darnos cuentas, de lo cerca y a su vez, lo lejos que esta Tomares de Sevilla.
Son ya muchas las personas que desde esta primera corona del Aljarafe se desplazan a la capital en bicicleta e incluso en algunos casos a pié. Los itinerarios posibles son; El viejo puente de San Juan y gracias a la nueva pasarela que salva la SE-30 pero muy alejada del centro de la planicie ya mencionada, hasta el final de la Avenida Blas Infante, campo donde se instala la Feria de Abril, también muy lejos de aquel camino natural en donde se encontraba la vieja barca desaparecida. A pesar del buen servicio que la citada pasarela ofrece a los vecinos de San Juan y Mairena, deja muy alejado al resto de los que habitan en el resto de la planicie; Tomares, Bormujos, Castilleja, Camas e incluso Gines, y esto para los más cercanos, para los ciclistas de la segunda corona es un recorrido del todo impensable. Una vez en Sevilla, la pasarela queda lejísimo de Sevilla-Centro por lo que nuevamente el recorrido para peatones y ciclistas se antoja excesivamente largo. El otro sería a través de la pasarela aún más alejada del centro del Aljarafe y que va desde Camas al entorno del puente del Alamillo en Sevilla, también muy alejada del centro de Sevilla.
Tomares hoy reúne todas las condiciones más atractivas para sus ciudadanos. Ha pasado de tener apenas dos mil habitantes en los años sesenta del pasado siglo a tener en la actualidad alrededor de veinticinco mil pero siempre, con un crecimiento de lo más sostenible urbanísticamente pues en la mayoría de los casos este crecimiento ha sido a base de urbanizaciones de casas adosadas. La vegetación aparece en paralelo a lo urbanístico, además de tener veinticinco parques de todos los estilos y dimensiones, sus grandes avenidas siempre están acompañadas de grandes zonas ajardinadas. La diferencia en altura con la capital da lugar a que en las épocas más calurosas, las noches tomareñas, sean más llevaderas. Nuestros antepasados e incluso las anteriores civilizaciones que por aquí pasaron ya edificaron por estas zonas, sus espacios de veraneo. La oferta en cuanto a la hostelería no se queda atrás, como tampoco, sus actividades lúdicas y deportivas así como los muchos actos culturales que en el mismo se realizan. El Polígono El Manchón a pie de rio, es el polígono industrial de España de mayor venta al por menor con el consiguiente movimiento de trabajadores y clientes. Por otro lado, parece ser que ya por fin toma visos de realidad la entrada desde la autopista al Polígono Zaudín y que ha sido la causa de que esta parcela industrial tan importante aún no esté en funcionamiento y que es otro foco industrial con mucho futuro. Cuesta entender que hoy, el acceso Tomares- Sevilla en ambos sentidos, sea tan problemático, siendo como es, quizás el pueblo más atractivo de todo su entorno por lo que tiene más necesidades de movilidad, al atraer a vecinos de todas las localidades cercanas, y desde la propia capital a disfrutarlo aunque sea eventualmente.
Debo recordar que en el proyecto de Carril- Bici del Aljarafe que hace unos años desarrollo la Diputación de Sevilla, se incluyeron definitivamente unas rampas mecánicas –Que el ayuntamiento de Tomares ya incluyera en el Plan de Movilidad Urbana Sostenible de 2.008- al estilo de las que existe en la estación de ferrocarril de Oviedo o las ya muy numerosas distribuidas por la geografía del País Vasco y que serían determinantes para salvar casi sin esfuerzo la cornisa ya a pié, ya en bicicleta en la prolongación de la Av. del Manchón y hasta la Glorieta de Aníbal Gonzalez, carretera que separa los términos de San Juan y Tomares. Las razones estratégicas y el sentido común -los antiguos y por la falta de medios estaban obligados a tenerlo- nos dicen que el lugar más aconsejable para acceder a la capital de Sevilla, es donde en tiempo se ubicó “La Barca de Tomares”; Una pasarela que naciera al final de la prolongación de la avenida del Manchón en Tomares, y sobre el rio para asentarse en el Charco de la Pava y en la prolongación de la Avenida de Coria, contaría con un entorno inmejorable, uno más en el pueblo de Tomares, a partir de las actuales palmeras alineadas y que nos conducen al rio, sería de lo más bello y natural. El coste sería ridículo en relación a los presupuestos que hoy se manejan pero sobre todo en relación a las grandes ventajas en movilidad sostenible que la misma ofrecería a un número muy importante de vecinos del Aljarafe que conforma el Área Metropolitana y a los que se les facilitaría de forma muy importante, el acceso a Sevilla.
Faustino Rodriguez. Ex Delegado de
Movilidad y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Tomares.